55 días en la montaña

En 2023 ha hecho doce años que se incorporó al Club Alpino Madrileño – Montañeros Madrileños el Club de Montaña y Senderismo de la Universidad Complutense de Madrid. Y justamente en octubre, la primera actividad montañero-cultural con el recorrido Puerto de Navacerrada-Collado y Cerro Ventoso-Puerto de la Fuenfría-Ruinas de Casa Eraso (con charla-conferencia sobre su antiguo uso y la llegada de los borbones a España).

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Con motivo de esta incorporación se realizó  un video de presentación en el que deslizó alguna pequeña broma, como la frase de Charlon Heston desde su caballo al salir de Pekín tras los 55 días. Aquí podéis verlo y ..a ver si localizáis la frase..!!

Jóvenes montañeros neutralizados

El modelo de asamblea general de socios que se utilizó desde 1995 hasta 2006 consistía en la combinación de una estancia y actividad de montaña con la propia asamblea, en una zona característica de la sierra madrileña. Procurando generar un ambiente festivo que potenciara la asistencia porque -ya se sabe- las asambleas de los clubs podían convertirse en algo parecido a las juntas de las comunidades de vecinos. La finalidad se logró, porque numéricamente en este periodo se reflejan comparativamente importantes índices de asistencia.

Cuando ese número de participantes fue creciendo, se planteó un pequeño problema: la cantidad de niños de las familias asistentes, a los que materialmente era imposible tener en la sala de la asamblea al menos durante una hora y media (además de una tortura sicológica…).

Ello se solucionó de una manera imaginativa, agrupándolos en una sala aparte y estrenando una película de reciente actualidad en plan cine total, mediante el video-proyector con que contaba el club. Mano de santo. Cada uno… a lo suyo.

760 Las asambleas

Grifo de cerveza huérfano

El 1 de Diciembre de 2004 se inauguró el nuevo local social de la calle Barco 30. Aunque normalmente la junta directiva con otros colaboradores se ha encargado siempre de todo lo relacionado con la preparación de las invitaciones, en esa ocasión se contrató un catering con un camarero y un grifo profesional de cerveza con el que se sirvieron unos cuantos barriles.

Pasado el evento, se avisó a la empresa suministradora en varias ocasiones. Al cabo de un mes sin venir a recogerlo se entendió que lo daban por amortizado con los barriles vendidos. No era opción dejarlo, porque aun utilizándolo para servicio de bar, los posibles volúmenes de consumo en relación con la calidad de un barril abierto no encajaban.  Como se comenta en otra parte de la web, la acera de la calle Barco es un talismán: todo lo que se deposita desaparece de inmediato.

Efectivamente, una tarde se sacó fuera. En cinco minutos ya no estaba. Sin duda hizo feliz a algún/a gran consumidor de cerveza.

7710 La inauguracion

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