La relación con las federaciones de montaña
UNA IDEA ROMÁNTICA DEL PAPEL DE LAS FEDERACIONES
Como con otras entidades, solo hablaremos de las federaciones en aquello relativo a su relación con Montañeros Madrileños y continuada con el Club Alpino Madrileño-MM tras 2004. Por lo tanto, no se trata en estas líneas de esbozar su historia; aunque el caso de la Federación Madrileña de Montaña nos sea tan cercano como que la hemos visto directamente nacer en 1984 procedente de la antigua Federación Castellana de Montaña. Y también hemos vivido su evolución posterior.
Para los montañeros antiguos el “estar” (entendido este verbo como formar parte de su dirección) en la federación, enlazaba directamente con una forma romántica de entender que desde allí se trabajaba por la actividad que tanto les gustaba y que se podían hacer cosas. Algo que -a nuestro criterio- no siempre es así, sino que, -como en casi todo-, depende más bien del talante de las personas que en cada momento están al frente. Y que al margen del espíritu del nacimiento de las primeras federaciones de montaña en España, durante largas décadas (en concreto de 1939 a 1975) fueron un instrumento mas de control al servicio del aparato del régimen a través de la antigua Delegación Nacional de Educación Física y Deportes del movimiento. Luego, ya a nivel de montaña, calle y amistades montañeras, cada uno se relacionaba y movía como podía.
Aun recordamos en los años 70 del siglo pasado como “pululando” -parafraseando lo que se cita en la parte de esta web dedicada a la convergencia con el antiguo Club Alpino Madrileño– por el local de la Federación Castellana de Montañismo en la calle de Apodaca de Madrid, un joven José Luis Ibarzábal perteneciente en aquel momento a la Sociedad Deportiva Aralar nos indicaba que había que ir a tomar la Federación y desplazar de una vez por todas a Pepe Casado. Realmente esto ya se intentaría en 1980 por Manolo Campoamor en una candidatura en la que participaban Carlos García y Ramón Muñoz y que sufrió un sonado revolcón. Porque en la Federación Castellana estaba todo atado y bien atado. Intento fallido, y cuyos componentes fueron luego repescados por Fernando Muñoz Guerra en 1980 para constituir la primera candidatura democrática a la Federación Española de Montaña. Probablemente vio en aquellos jóvenes empuje y ganas de trabajar. De hecho Fernando propondría a Carlos algún tiempo más tarde encabezar otra candidatura para la Federación Madrileña con el apoyo de la FEM, ofrecimiento que este rehusó por estar volcado en trabajo de club.
FEDERACIONES DE CLUBS
La realidad -no por menos penosa- es que -también a nuestro criterio-, las federaciones territoriales de montaña no han encontrado su auténtico papel y se han convertido en meros tramitadores de seguros viviendo de un recargo en los mismos, con los peligros que ello conlleva en una sociedad globalizada donde un seguro es un producto más.
Eso desde luego ocurre en la Madrileña. Las federaciones lo eran de clubs en su origen y vida posterior; pero al margen de la necesidad legal y conveniencia de expedir licencias individuales, han virado hacia federaciones de deportistas. Porque resulta más complicado de gestionar la relación con muchos interlocutores que tratan de aportar ideas e influir en la toma de decisiones que expedir un seguro a un deportista anónimo que nunca va a llegar a pedir cuentas, a examinar datos ni a exigir una política acorde a las necesidades de los deportistas de base con los fondos que aportan sus federados. Porque hay que recordar que la estructura de la federación se mantiene casi exclusivamente con el recargo que realiza en la tarjeta federativa, es decir, en el seguro. Explicado, lo que allí se hace lo pagamos todos los federados. Y basta con analizar su presupuesto o sus estados de cuentas anuales con ojos profesionales para sentir sonrojo ante unas cifras dedicadas mayoritariamente a mantener una abultada estructura y compararlas con las casi inexistentes dedicadas al real deporte de base.
No somos ingenuos, pero al igual que la Ley estatal del deporte contempla una función expresa para las federaciones españolas en cuanto a la promoción de la alta competición eso no ocurre con las autonómicas, que de acuerdo con el artículo nº 36 de la ley del deporte de la Comunidad de Madrid son entidades privadas de derecho con algunas funciones públicas subrogadas y sí que son responsables, según su apartado b), de promover el deporte de base en toda la Comunidad. Por lo que solo es necesaria la voluntad de hacerlo, hay margen sobrado de actuación. Y teniendo especialmente en cuenta el carácter abrumadoramente no competitivo de nuestro deporte. Por eso hemos aplaudido el que tenga que ser la propia FEDME a través de la Oficina de Información de la montaña de Jaca la que se haya decidido a salir a la calle a hacer trabajo de base de servicios y asesoramiento deportivo a los deportistas de a pie. Que es lo que se debe hacer en todas las territoriales: olvidarse de la burocracia. Con los medios técnicos actuales los seguros se emiten prácticamente solos. Y salir a la calle a trabajar por los deportistas.
La FMM comenzó su andadura en 1984 al desgajarse la Federación Castellana en tres autonómicas. Pero será lógicamente a partir de la fundación de Montañeros Madrileños cuando tendremos un trato directo y participativo.
REPRESENTACIÓN EN LA ASAMBLEA
En el primer pleno federativo a finales de 1992 ya va a estar presente Luis Miguel Tordesillas como representante de Montañeros Madrileños y también en nombre del antiguo Club Alpino Madrileño José Luis Ibarzábal que, -tras el efímero paso de Alfonso Arroyo (a la sazón responsable de Deporte y Montaña de la Comunidad de Madrid, antes TAGSA, empresa de capital público regional, no sabemos muy bien los motivos que originaron su presencia), alcanzó por fin su sueño de acceder a la presidencia de la federación, a la que efectivamente dentro de los medios en aquel momento, modernizó y estructuró.
Luis Miguel Tordesillas fue invitado a participar en la futura junta directiva por todas las candidaturas presentadas a las elecciones de 1992, pero no aceptaría por estar también volcado en la articulación de Montañeros Madrileños. Sí estuvo de acuerdo en hacerlo exclusivamente como asesor y sin implicación en la gestión. Puesto que abandonó en Enero de 1999 en base a su percepción de que esa gestión no era la mas correcta y la existencia de un cierto descontrol económico. A finales del año 2000 José Luis Ibarzábal tuvo que presentar su dimisión al gestarse una moción de censura tras ponerse de manifiesto un fuerte déficit del que el pleno no tenía conocimiento. Derivado -al parecer, y hasta donde nosotros sabemos- de haberse interpretado desde la Escuela que unas importantes subvenciones recibidas para impartir masivamente cursos a la ciudadanía cubrían los importes totales de los cursos, cuando solo lo hacían en una parte.
Entretanto en 1997 se realizan elecciones y el club va a pasar a contar en el pleno con tres representantes como deportistas más uno como club. En las nuevas elecciones del año 2002 y sumando ya (aunque todavía no se había realizado la unión formal de los clubs) los miembros de la asamblea pertenecientes a Montañeros a los del antiguo Club Alpino Madrileño más los dos clubs como entidades, la presencia sería de ocho miembros frente a una composición total de veintisiete. Una situación parecida se producirá en 2006 con cinco representantes como deportistas, uno como club y dos como profesores (censo de técnicos). Los votos (o la abstención) de los representante de nuestro/s club/s fueron decisivos para la elección del presidente José Luis Ordóñez en 2002 y 2006, aunque para el club, el conjunto de su gestión, delegada en su mayor parte en el staff, resultó una decepción.
Esa situación cambiará en 2010. El club está cansado de la falta de atención a sus propuestas y al deporte de base en general y decide no volver a presentarse a las elecciones al pleno salvo con una persona representando a la entidad con la finalidad de tener conocimiento de aquello que pueda afectar a su actividad y deportistas (algunos socios si lo harán en años posteriores de forma exclusivamente personal). Esta situación se ha mantenido a lo largo de los años hasta el día en que se elabora esta web. El club queda desencantado de las posibilidades de que, desde la Federación, se vaya a cambiar algo en la linea de lo que ellos entienden como necesario para el deporte de montaña de base y decide desentenderse y dedicarse a la gestión y crecimiento interno, evitando tiranteces y manteniendo una relación simplemente correcta (acta junta directiva 23-01-2012).
COLABORACIÓN CON LA FMM
A efectos deportivos, la antigua Federación Castellana funcionaba con un calendario de marchas federadas organizadas por los distintos clubs y abiertas a la participación de cualquier deportista que contara con su tarjeta federativa. La asistencia se realizaba mayormente en autobús.
Con el inicio de la Federación Madrileña, por pura inercia, el sistema continua, pero muy poco a poco irá cambiando en la medida que la realidad social también lo hace. La federación promueve determinados eventos para los que Montañeros Madrileños aceptará siempre las peticiones de colaboración, organizando con frecuencia actividades como la Marcha Regional 1992 (que contó con más de cien participantes), el Trofeo San isidro 1994, la Marcha Regional 1997 o actividades y trofeos juveniles.
Tras la percepción de que las actividades organizadas por el club y que se aportaban a la FMM se utilizaban por esta para la solicitud de subvenciones propias y se presentaban como organizadas desde la misma, Montañeros Madrileños las redujo a unas simbólicas que se han mantenido a lo largo del tiempo. Es preciso comentar que en aquellas que se vinieron anunciando en los boletines, nunca prácticamente participaba nadie que no fuera del mismo club lo que repetidamente se contrastó con otras entidades. Por lo que realmente la presentación es mas un escaparate que otra cosa.
Otro aspecto deportivo ha sido el relativo al deporte de competición, organizándose en varias ocasiones una de las pruebas de esquí de montaña del circuito madrileño. También desde el club se ha apoyado económicamente y con equipamiento e infraestructura a los jóvenes de los proyectos de tecnificación de esquí de montaña, en aquellos momentos en que la propia federación no ha podido o no ha querido hacerlo.
A lo largo del tiempo realizó aportaciones de otra índole sobre sistemas técnicos de gestión deportiva y de informatización de procesos que ya se realizaban en la entidad. Nos consta que algunos de ellos fueron tomados como referencia para la modernización de la FMM.
PARTICIPACION EN LA FEDERACION ESPAÑOLA
En el año 2005 Luis Miguel Tordesillas como club y Carlos García como deportista fueron elegidos como representantes de Madrid en la asamblea de la Federación Española de Montaña y Escalada (FEDME), a la sazón ubicada en Barcelona. Aunque Carlos ya conocía la forma de funcionar de esta asamblea (al haber sido miembro de la primera junta directiva de la FEM en la etapa democrática en España) y la dificultad de obtener allí resultados, quisieron una vez mas hacer llegar con su voz la de los deportistas de base que ponen el dinero con el que las federaciones viven. Considerándose meros representantes de sus electores, en cada asamblea dirigieron un comunicado por correo electrónico a los clubs de Madrid informando de lo allí tratado. Al vencimiento de sus mandatos no optaron a la reelección.
En este punto se puede realizar una sucinta historia de los motivos que llevaron al traslado de la Federación Española a Barcelona. Tras el repentino fallecimiento del presidente Fernando Muñoz Guerra en los Picos de Europa en el año 1991, el pleno eligió presidente a Joan Garrigós porque era una persona preparada y lo suficientemente relacionado en el pleno de la asamblea general de la FEM para lograr los apoyos necesarios. En primer lugar, se creó lo que se denominó una oficina técnica de la FEM en la calle Floridablanca de Barcelona, vaciando poco a poco de contenido la sede histórica de la calle Alberto Aguilera de Madrid hasta su final extinción. Fuentes solventes nos indican que en un momento de inminente celebración de la Olimpiada 1992 en Barcelona, uno los motivos fue el deseo de Cataluña de lograr un Comité Olímpico propio, para lo que debía contar con la sede de federaciones nacionales en su territorio. Nuestra opinión es que, si en Madrid hubiera existido una persona con talante y capacidades suficientes que hubiera dado el paso, la federación podría haber permanecido en su histórica ubicación.
En Julio de 2005 Luis Miguel Tordesillas y Carlos García (que ya conocía a Joan Garrigós de su época en la junta directiva de la FEM en que Joan era presidente de la Federación Catalana) compartieron en los Pirineos la inauguración y realización del Sendero de las Tres Naciones, llamado así por transcurrir por España, Andorra y Francia, dentro del proyecto de la Unión Europea para potenciar bucles transfronterizos. Ese día tuvieron oportunidad -una vez más, aunque de una forma más relajada que en un pleno federativo- de transmitir su visión sobre la gestión de las federaciones de montaña en relación con los deportistas de base.
En el año 2021 fue elegido presidente de la FEDME Alberto Ayora, que en su programa electoral prometió el retorno de la sede de la Federación Española a Madrid considerando que es el lugar adecuado para su ubicación, ya que ni puede ni debe estarse trasladando cada vez que se elija un presidente de otra comunidad.
SOBRE ECONOMÍA Y LICENCIAS
Aunque en la interesante colaboración de Carlos Muñoz-Repiso al libro conmemorativo del centenario del montañismo federado en España “Un siglo de montañismo federado: 1922-2022”, en lo relativo a Madrid se indica en la página 183 que en 1991 son 180 las sociedades de montaña madrileñas lo que “…obligó a la federación a establecer un sistema de penalizaciones para penalizar esa atomización…”, La realidad es que aunque tuviera un efecto benéfico sobre la proliferación excesiva de clubs se estableció por un motivo más prosaico: un déficit crónico de la federación madrileña que originaba una abultada deuda con la Mutualidad General Deportiva y que obligaba además a solicitar a una entidad bancaria en el otoño de cada año una póliza de crédito.
En el año 1993 la nueva directiva encabezada por José Luis Ibarzábal se propuso solucionar esta situación y envió a los clubs un estudio financiero con un baremo de cuotas de club a aprobar en la siguiente asamblea general. Tras un estudio detallado, desde Montañeros Madrileños no se vio viable y sí el hecho que iba a generar serios problemas por la manifiesta incapacidad de la mayor parte de los clubs para soportar los importes propuestos, con los que la federación esperaba recaudar tres millones de pesetas anuales. En definitiva, trasladar a los clubs un problema de la federación.
Teniendo en cuenta además que estos importes afectaban a los socios federados, Montañeros Madrileños elaboró y llevó a la asamblea un proyecto dividido en dos documentos: Un documento explicativo y una relación de clubs según su número de federados con el detalle de importes correspondiente a cada uno. Básicamente el sistema consistía en realizar un recargo de 1.000 pesetas en cada licencia federativa de las que 500 iban destinadas a la propia federación para enjugar el déficit y otras 500 se consideraba un adelanto de tesorería de los clubs para evitar los problemas de los últimos trimestres y serían devueltas a cada club en el primer trimestre del año siguiente una vez recaudados los importes de las tarjetas del nuevo año. Descontando un fijo como cuota de club a la federación
Para sorpresa de la junta directiva, el proyecto de Montañeros Madrileños fue aprobado de forma abrumadora en la asamblea, demostrando sus bondades al ponerse en marcha y siendo válido para el fin para el que fue creado durante muchos años. La federación cumplió su parte, retornando los adelantos de tesorería y cada club decidía libremente si lo devolvía a los federados o lo aplicaba a otros fines de promoción.
Hasta que en el año 2008 la gerencia de la federación en aquel momento, decidió suprimirlo, alegando vagos conceptos relativos a la imposibilidad de pagar comisiones, lo que no era el caso. Argumentos que la asesoría jurídica del club desmontó uno por uno. El club simplemente tomó nota y lo consideró una acción si no ilegal sí ilegítima e incluso confiscatoria. En el año 2010 la FMM, lo sustituyó por un sistema de subvenciones a la actividad, a la que el club se presentó (siendo con diferencia el que mas actividades organizaba en Madrid). En Octubre de ese año, recibió comunicación de haberse aprobado a su favor un importe de 2.333 euros. Analizado el dato individualizado de los perceptores de las subvenciones de ese año (que no se hizo público pero se pudo conseguir), nuestro club, poco amigo de clientelismos, renunció por escrito a la subvención. Desde ese momento nunca mas se ha vuelto a solicitar.
Respecto a las tarjetas de federado, el máximo histórico emitido alcanzó las 1626 en el año 2010, aunque ya años antes la propia FEDME otorgó un premio especial al club por ser la entidad con mas federados de España, seguido del Club Vasco de Camping y Peña Guara de Huesca. No es casualidad. Porque desde Montañeros Madrileños se había mantenido siempre un espíritu proactivo como prescriptor a la hora de animar la emisión de licencias.
Siempre poniendo por encima los intereses de los socios en relación con los seguros, se inició un proceso de investigación en el mercado para la localización de aquellos que mejor podían cubrir las necesidades del colectivo. En el año 2011 y tras otros procesos administrativos necesarios como la desdomiciliación de los pagos de licencias (por la nula flexibilidad de la FMM a la hora de anular una tarjeta cuyo recibo había sido impagado), las tarjetas emitidas fueron 886 en una cifra que se estabilizó en años posteriores sobre las 600. Al día de hoy y desde hace mas de diez años el club cuenta con una tarjeta de seguro propio y los socios utilizan para la cobertura de sus actividades además de la federación a otras dos compañías (Generali e Intermundial que respalda su seguro con distintas entidades) adaptando cada socio/a el nivel y precio de su cobertura a sus propias necesidades deportivas.