015 La revista Piornal

Con la progresión del club, se echa de menos la existencia de un medio de comunicación y divulgación entre los socios. El club ya es grande y parece conveniente ponerse a la altura de otras entidades de Madrid y de otros lugares de España que cuentan con su propia revista. Además del carácter estratégico de una revista como elemento vinculador y -como se dice ahora- fidelizador.

Es por lo que Carlos García dejará su cargo de presidente para volcarse en el diseño y puesta en marcha del proyecto de la revista, que se llamará “Piornal” en alusión a las grandes extensiones de montaña cubiertas por esta planta en la Sierra de Guadarrama.

Ojalá se contara con los medios para hacer una revista “llave en mano”.  Pero eso no es así por lo que se opta por “fabricarla” número a número.

Carlos conoce a Ramón Muñoz del Club Alpino Maliciosa como compañeros en la Junta de Gobierno de la Federación Española de Montaña. En el Maliciosa se elabora la revista Alta Ruta y sus informaciones y consejos son muy valiosos para poner en marcha Piornal.

Básicamente se trata de realizar un trabajo de redacción estructurando secciones, mecanografiando los textos y llevarlos a una linotipia. Es un taller donde se componen las galeradas ya con medios electrónicos (lo que ha sustituido no hace mucho a las imprentas de letras de plomo y los cajistas) y una vez corregidas por el club se reciben impresas en columnas sobre un soporte de papel plastificado.

De ese soporte se van cortando con un cúter especial y montando impregnadas de un aerosol de adhesivo removible sobre folios en una mesa de luz. Estos serán los originales de las páginas, el “arte final” que se llevará a la imprenta. Esta a su vez encarga la fotomecánica y con las planchas de aluminio procede a la impresión.

Ese trabajo nos hizo convertirnos en editores y llegar hasta el último detalle técnico tal como las resmas de papel necesarias según el número de páginas de la revista, el gramaje del mismo, la encuadernación y otros muchos aspectos necesarios hasta que la revista llega a las manos del lector.

El reto era hacer una revista no solo presentable sino también rentable, porque los costes eran enormes y del club no se puede obtener mas que una pequeña aportación de apoyo. La revista incluso ganó dinero con la publicidad y con la venta y suscripciones, tejiendo una red de puntos de distribución en toda España; también en no pocas ocasiones se vendieron ejemplares directamente en concentraciones de montañeros tales como el festival de cine Villa de Madrid y los Campamentos anuales de la Federación Española de Montaña.

Aunque sobre el papel figuraban en el sumario muchas personas, la realidad es que -salvo alguna honrosa excepción- sólo estaban para opinar y todo el trabajo fue realizado por Luis Fernando Mayor Herrero en la parte técnica y Carlos García en la coordinación, administración, distribución y publicidad. Luis Fernando era delineante en la Empresa Nacional Bazán y como buen profesional, muy meticuloso en estas labores, que también enseñó a Carlos…que también acabaría montando una parte de la revista en cada ejemplar.

Tras tres años y ocho números editados, Carlos dejó la revista para continuar trabajando en otros aspectos dentro del club. Luego se publicarían otros tres ejemplares antes de su desaparición final.

El proyecto fue bonito, tal vez un poco ingenuo, pero cumplió su fin divulgador, con unos contenidos interesantes que se reflejaron en el número de suscriptores y en el ingreso de nuevos socios al club.