Las primeras salidas al Pirineo francés a finales de los años 70 del siglo pasado hicieron que empezáramos a conectar con una conciencia ecológica y de protección a la montaña y naturaleza que no existía en esos momentos aun en España.
En los refugios franceses se recomendaba ya que la basura se guardara y se bajara desde las montañas a los lugares donde adecuadamente se pudiera tratar. Estas recomendaciones las veríamos con muchos años de retraso en una campaña en los refugios de las autonomías españolas con presencia pirenaica.
Desde el club comenzamos muy pronto a trabajar para generar la toma de conciencia entre los socios, mediante recomendaciones directas (a partir de 1982 también mediante artículos de ecología publicados en nuestra revista «Piornal») en la adecuada actuación para una correcta conservación de la naturaleza y particularmente en los aspectos relativos a la basura generada en el transcurso de las actividades de montaña. Cosa nada fácil, cuando en España existían mensajes equívocos cuando no abiertamente antiecológicos con el aval de la antigua Federación Española de Montañismo.
Como ejemplo, podemos ver este manual de “Normas de seguridad y comportamiento del montañero infantil” elaborado en 1971 por la Delegación Nacional de la Juventud del movimiento y realizado por un denominado “Comité Nacional de Montañismo Infantil con el asesoramiento de la Federación Española de Montañismo” en el que se recomienda vivamente enterrar los desperdicios y se ve a un afanoso muchacho introduciendo la lata en el hoyo que ha cavado: