La relación con la Escuela Española de Esquí y los vínculos establecidos entre profesores y alumnos fueron tan estrechos, que cuando la estación de Valdesquí decidió crear una escuela de esquí propia (la cooperativa de esquí Siete Picos) y la EEE fue vetada retirándose a Valcotos, el club lo hizo con ella y allí se desarrollaron los cursillos hasta que la escuela pudo volver años más tarde.  Grandes amistades duraderas en el tiempo con el profesorado de aquellos años (Javier Goya, Tino, Ricardo de Rascafría, Jesus Sanz) que luego irradiaron a otras estaciones españolas y extranjeras, muchos de ellos a Sierra Nevada. Cada fin de temporada se realizó un examen a los participantes, que optaban a las insignias de los niveles adquiridos.

Valdesquí por lo demás siempre tuvo mala imagen entre los montañeros y esquiadores, tanto por utilizar perchas de madera compradas de saldo que habían sido retiradas de las estaciones de esquí de centro-Europa como por no respetar las distancias de seguridad en la salida de los remontes, con evidente peligro, manifestado cada año en numerosos accidentes. Y muchas otras cosas que han ido sucediendo en años posteriores tal como las prohibiciones de paso a los esquiadores de montaña.

Con estos cursillos aprendieron a esquiar bajo el paraguas del club cientos de socios, lo que años mas tarde se demostró muy efectivo no sólo para el disfrute personal sino al comenzar a participar en competiciones y actividades organizadas de esquí de montaña, ya que se contaba con lo que en general no era normal en el ámbito puramente montañero: una base técnica adquirida bajo la enseñanza y supervisión de profesores. La gente de montaña había aprendido a esquiar de forma autodidacta, y ello se reflejaba en la seguridad y estabilidad.