Las publicaciones propias han tenido un papel destacado en la historia de Montañeros Madrileños puesto que fueron el vehículo primario de transmisión de información a los socios.

En este apartado nos referimos sobre todo a las que utilizaban como soporte el papel y se enviaban por correo postal y a la evolución posterior a medios digitales, primero pdf y posteriormente on-line. También en este aspecto digital Montañeros Madrileños fue pionero puesto que fueron tecnologías que se utilizaron bastante pronto.

Las impresas sobre papel se confeccionaban por medio de fotocopias, primero en tiendas de copistería y posteriormente, en cuanto fue posible (1992) con la primera fotocopiadora propia de segunda mano; se sustituiría en 1995 por otra mas moderna ya nueva. Pero cuando se pasó a otro nivel fue en 2002 al adquirirse un auténtico «tren» de impresión Toshiba que se dirigía desde el ordenador e imprimía, plegaba, grapaba y facilitaba un ejemplar de boletín en cuadernillo perfectamente acabado y listo para enviar por correo. Este boletín llegó a tener 40 páginas y fundamentalmente se utilizó para las actividades, si bien en él se incorporaban otras comunicaciones. Para cuando se comenzó a digitalizar y la impresora quedó en un segundo plano, había realizado ya varios cientos de miles de copias.

En cuanto a los originales que se reproducían, por muy poco se había sobrepasado la época en que se hacían con máquina de escribir aunque sí que en los primeros se realizaba su impresión desde impresoras matriciales de cabezal de agujas de puntos. Para preparar los boletines se utilizó durante bastante tiempo el programa Ventura, de Xerox (con una copia de dudosa procedencia), un antecedente de los modernos editores que ya permitía integrar fotos, textos, caracteres, líneas y formas con un resultado final aceptable a la hora de utilizarlo como base, aunque dependiendo de la calidad de impresión.

Es destacable todo lo relativo a las actividades. El incremento de las mismas llevó a un considerable esfuerzo en agrupar las que se preparaban para cada mes, cada vez más y más y más, buscando su encaje en los que Luismi (que se encargaba de ello) y Carlos denominaban “los cuadritos”. El trabajo no terminaba ahí, a continuación había que ensobrarlos, franquearlos y ponerlos en el correo…y que no se retrasaran, las llamadas al contestador llegaban en avalancha…porque todos aguardaban impacientes sus actividades para el siguiente mes. Cuando los socios fueron aumentando, se adquirió primero una plegadora sencilla que a finales de 1997 se sustituyó por otra plegadora-ensobradora profesional con cierre automático de sobres marca Pitney-Bowes.