017 El local de la calle Antonio Arias 9

El local de la calle Antonio Arias 9 y el fin y la desaparición del club

Repertorio de temas 1994 Banco Popular

A mediados de los años 70 el Banco Popular cedió al club un local en alquiler en la calle Antonio Arias 9, bajo derecha. Estaba ubicado en un gran bloque de viviendas que daba a esa calle y también a Ibiza, Sainz de Baranda y Doctor Esquerdo y que había sido construido por el propio banco para vender a sus empleados, (muchos de ellos directivo) viviendas a precio asequible. Con los años, esta construcción le dio no pocos disgustos ya que cuando los cimientos comenzaron a ceder (se descubrió que estaba construido sobre un antiguo vertedero), tuvo que enfrentarse con su propia gente por los costes de la solución. En cualquier caso contaba en el bloque con varios locales en propiedad, algunos arrendados. En 1986 el banco decidiría que se sustituyese el contrato por otro adaptado a la nueva ley de arrendamientos denominada «ley Boyer».

El local, al estar en un bajo, era muy adecuado para su función ya que el trasiego de socios no molestaba a los vecinos, en realidad como era habitual en los clubs de montaña el día de reunión era el jueves y a última hora de la tarde. Un socio aparejador del banco, Antonio Murado, se encargó de realizar una obra de adecuación y quedó constando de un amplio cuarto de material justo frente a la puerta, un pasillo a la izquierda que atravesaba la zona destinada a oficina y concluía en un salón de buenas dimensiones, con pantalla de proyección, e incluso al fondo una zona en madera rústica destinada a bar, construida por Francisco Lopera.

A lo largo de los años se realizaron cientos de proyecciones, que en esa época eran fundamentalmente de diapositivas, si bien el club consiguió adquirir a precio de saldo un proyector profesional para películas de celuloide de 16 mm que estaba casi nuevo y era de un familiar fallecido de uno de los socios; lo que abrió nuevas posibilidades, ya que era costumbre en las oficinas de turismo de los países alpinos y otras entidades ceder películas para su visionado. De la mano del proyector, conocimos los paisajes alpinos, especialmente las estaciones de esquí, y también lo que era una fondue y una raclette.

Al final el propio local fue lo que le dio la puntilla al club, que ya agonizaba. En 1990 ya no tenía casi actividad, prácticamente se organizaba un único viaje de esquí al año para un círculo muy restringido de socios y sus amistades. El banco decidió reclamar el local en 1993 y la directiva de aquel momento se opuso, con lo que todo acabó en un desahucio al que el banco hacía referencia en el denominado “Repertorio de Temas” que cada año se adjuntaba a la memoria y en el que se trataban todo tipo de aspectos no directamente relacionados con las cifras bancarias. Se reproduce como documento de interés.

Luis Miguel y Carlos ya habían abandonado el club hacia 1985, convencidos de la imposibilidad de llevar adelante el proyecto que tenían en mente desde el Club Alpino Popular, ya que por un lado existía un pequeño sector de socios muy restrictivo en cuanto a la participación de no empleados del banco y también se detectaba que llegaban muchísimos interesados con la idea de inscribirse pero a una buena parte le retraía el hecho de que se tratara de un club de empresa. Lógico, porque tiene sentido que a una persona no le apetezca identificarse ante sí o ante terceros por las buenas con entidades o marcas ……por lo que a pesar de lo duro que resultó partir de cero cuando se ha trabajado tanto, decidieron buscar en otro sitio las vías para plasmarlo como una entidad independiente.

En 2007 muchos años después de todo esto todavía se recordará la época dorada del club en la revista Mas Popular editada por el Banco Popular para sus empleados.

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